Si pensás que no naciste para algo, este artículo es para vos

Cuando iba a la secundaria, mi objetivo era aprobar con el menor esfuerzo posible. Tal es así que hasta decidí no rendir un examen de inglés porque igual ya aprobaba la materia (así estoy todavía aprendiendo inglés).

Este es un clarísimo ejemplo de lo que es tener mentalidad fija.

[Si te interesa profundizar en estos conceptos, te invito a leer mi primera publicación sobre Mindset, donde explico en detalle qué son la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento.]

El poder de cómo pensamos

Para la gente con mentalidad de crecimiento, la escuela es un momento excelente para explorar distintas materias y descubrir pasiones.

Mi opinión es que lo apliques en el estadio que estés, sin lamentar lo que hayas hecho previamente. Podés ver qué materias te gustan más en la universidad, analizar las posibles salidas laborales, probar cosas en tu trabajo, aprender habilidades por tu cuenta, etcétera.

Esta forma de pensar no solo afecta nuestro rendimiento académico, sino que moldea cómo vemos nuestro potencial en todas las áreas. Uno de los mayores obstáculos es la creencia generalizada sobre el talento natural.

“Naciste para esto” (o no): el mito del talento natural

Es muy común que nos digan que nacimos o no nacimos para algo. Pero parece no ser tan así.

Este caso lo demuestra y es bastante peculiar:

László Polgár creía que cualquier niño, con la formación adecuada y un entrenamiento intenso, podría alcanzar un nivel de excelencia en cualquier campo. Así que entrenó a sus tres hijas desde pequeñas en ajedrez. Susan, una de las tres, dice: “Mi padre cree que el talento innato no es nada, que [el éxito] es 99 por ciento trabajo duro. Estoy de acuerdo con él.”

Estas son tres de las jugadoras de ajedrez más exitosas de la historia. De hecho, la hija menor, Judit, es considerada ahora la mejor jugadora de ajedrez de todos los tiempos. Se convirtió en la Gran Maestra Internacional más joven de la historia a los 15 años.

Los logros importantes requieren un enfoque claro, mucho esfuerzo y estrategias. No “genes especiales”.

Cómo las etiquetas moldean nuestro comportamiento

Uno de los estudios más reveladores de Dweck muestra cómo incluso las etiquetas positivas pueden atraparnos:

Su equipo trabajó con cientos de estudiantes dándoles problemas de un test de CI. Después de completarlos, elogiaron a algunos por su inteligencia (“¡Wow, seguro sos muy inteligente!”) y a otros por su esfuerzo (“¡Wow, seguro trabajaste muy duro!”).

Los resultados fueron impactantes. En resumen:

  • Los elogiados por su inteligencia rechazaron nuevos desafíos (temiendo no verse tan “inteligentes”).
  • Los elogiados por su esfuerzo eligieron tareas más desafiantes.
  • Ante dificultades, el rendimiento de los “inteligentes” se desplomó.
  • Los del grupo de “esfuerzo” mejoraron continuamente.

En la mentalidad fija, recibir la etiqueta de “inteligente” se convierte en una prisión: temés perderla.

Cultivando la mentalidad de crecimiento

Dejo algunas formas para desarrollar mentalidad de crecimiento:

  • Desmitificá a tus héroes: Pensá en tu héroe o una persona que admires. ¿Lo imaginás como alguien con habilidades extraordinarias que logró todo con poco esfuerzo? Ahora andá a buscar la verdad…
  • Reformulá tus fracasos: Cuando algo no salga como esperabas, en lugar de pensar “no sirvo para esto”, preguntate: “¿Qué puedo aprender de esta experiencia?” Y evaluá cuánto esfuerzo dedicaste realmente a eso.
  • Prestá atención al diálogo interno: Cuando te sorprendas pensando “no puedo” o “no soy bueno en esto”, agregá la palabra “todavía”. “No soy bueno en esto… todavía.”
  • Hacé un plan concreto: Pensá en algo que querés aprender o un problema que tenés que enfrentar. ¿Qué es? Ahora hacé un plan concreto. ¿Cuándo vas a llevarlo a cabo? ¿Dónde lo vas a hacer? ¿Cómo lo vas a hacer?
  • Celebrá el proceso, no solo el resultado: Al final del día, reflexioná sobre qué aprendiste y cómo te esforzaste, no solo sobre lo que lograste.

Quizás, como yo, elegiste ser mediocre en algunas áreas de tu vida pensando que “no era lo tuyo”. Pero la realidad es que somos seres humanos en proceso. Nunca es tarde para cambiar.

¿En qué área de tu vida podrías empezar a aplicar una mentalidad de crecimiento?

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