Si sos estudiante o profesional de Ciencias Económicas, o simplemente estás pensando en dar un giro profesional, quizá este artículo te interese. En apenas un año, pasé de trabajar en el área de Impuestos a integrarme al equipo de Producto en una startup tecnológica, un cambio que ni siquiera había imaginado. Este es el camino no convencional que recorrí y lo que aprendí en el proceso.
El punto de partida: Contador Público en formación
En 2022 terminé de cursar y rendir las materias de la carrera de Contador Público, trabajaba en el área de Impuestos y me quedaba un trabajo final por realizar para recibirme.
Fue un año de mucho foco. Las materias del último año de la carrera son potentes y al mismo tiempo aprendía en el trabajo e intentaba dedicarle algo de tiempo a inglés, aunque sea muy poco. Pese a sentirme cargado, fue un año que me dio mucha satisfacción: mejoré la gestión del tiempo y forma de organizarme, crecí en el ámbito laboral, tuve profesores de los que te inspiran y hacen más llevadero el proceso, y logré terminar con las materias de la carrera.
En su momento me ayudó no perder de vista que era una etapa única e irrepetible de mi vida. Sabía que nunca más volvería a cursar con todos mis compañeros, así que intentaba disfrutar esos momentos incluso en medio del caos: los compromisos laborales, los vencimientos impositivos y las horas de estudio.
Tiempo de reflexión: buscando nuevos horizontes
Recién en 2023 pude parar la pelota. Típicamente, fue un tiempo en el que estuve buscando distintas salidas laborales que pudieran interesarme en el caso de que sumara nuevas habilidades o conocimientos. En la universidad, me había gustado Estadística, por ejemplo. También me atraparon las materias de Impuestos, sobre todo resolver casos prácticos. A veces hasta veía algunos más entretenidos que en la realidad (obvio que siempre se nos advierte que la universidad no es una fiel representación de la realidad y el mundo laboral). Por último, me movía la idea del propósito de una auditoría, la de brindar confianza y transparencia a la sociedad en general.
Investigué también sobre intersecciones entre tecnología, estadística, negocios. Mayormente trabajos relacionados a análisis de datos e inteligencia de negocios.
En busca de mis intereses, decidí retomar aprendizajes sobre tecnología, algo que me despertaba curiosidad pero creía que no se me daba bien.
Tuve la oportunidad de entrar a trabajar en una startup como Analista de Customer Success. Al principio, me enfocaba en el proceso de Onboarding y módulos generales del sistema. Con el tiempo, empecé a resolver también casos relacionados con Contabilidad, Finanzas e Impuestos. Aunque no tenía del todo claro qué iba a hacer ni si ese rol me permitiría desarrollar nuevas habilidades que me interesaran, sentía que era una buena oportunidad para aprender y crecer desde otro lugar.
Ese cambio me abrió una nueva perspectiva, conocí otras formas de trabajo y empecé a aprender más sobre el rubro. Sin embargo, todavía mantenía cierta distancia entre lo que aprendía por mi cuenta y lo que aplicaba en el día a día. No estaba haciendo eso que tanto se recomienda: aprender algo y ponerlo en práctica.
El cambio inesperado: descubriendo Producto
Un día, conversando con mi líder sobre mis intereses, lo que venía aprendiendo por mi cuenta y lo que me gustaría seguir explorando, me dijo algo que me sorprendió: “Estás describiendo muchas cosas de Producto. Seguro es un área que te gustaría”. Hasta ese momento, nunca había considerado esa posibilidad ni había investigado salidas laborales en esa dirección. Así que empecé a indagar.
Vi algunos videos, leí algunos artículos, pero lo más valioso fue animarme a escribirle a una persona del equipo de Producto dentro de la empresa para preguntarle sobre su experiencia. Tuvo tan buena predisposición y buena onda que incluso me llamó para contarme en detalle. Esa charla fue mucho más enriquecedora que todo lo que había encontrado por mi cuenta.
Después de eso, le comenté a mi líder que, si en algún momento surgía una vacante, me encantaría ser tenido en cuenta. También hablé con Recursos Humanos para manifestar mi interés.
Al poco tiempo se abrió una vacante como Analista de Producto, así que me postulé. Finalmente, ese puesto lo ocupó una persona externa a la empresa. Pero poco después surgió una nueva búsqueda, esta vez orientada a un perfil más técnico y con interés en tecnología. Se alinearon los planetas.
Después de una entrevista con Recursos Humanos y otra con la Gerente de Producto, comenzó mi transición al equipo.
A pesar de haber investigado sobre el área y los puestos relacionados, y de haber hablado con personas que trabajaban en Producto, no fue hasta que comencé que realmente entendí todo lo que implicaba. Se me abrió una puerta a un nuevo mundo de posibilidades, intereses por explorar y una enorme cantidad de cosas por aprender.
Lo que aprendí en el camino
Este camino no solo fue poco convencional, sino que también fue inesperado. Si tuviera que resumir los aprendizajes más importantes que me dejó esta experiencia, serían los siguientes:
- Siempre explorá tus intereses. Leé, mirá videos, aprendé sobre otras áreas, roles o profesiones. A veces lo que empieza como una curiosidad termina abriendo una puerta inesperada.
- Hablá de tus intereses, especialmente en el trabajo. Nadie puede adivinar lo que te interesa o motiva, pero compartirlo puede hacer que aparezcan oportunidades que no estabas buscando.
- Preguntá a quienes ya están haciendo eso que te llama la atención. Si encima trabajan en tu misma empresa, vas a tener una perspectiva mucho más cercana y concreta. Muchas veces, una charla sincera vale más que horas de búsqueda por tu cuenta.
Puede que todo esto me haya funcionado porque soy más introvertido, o quizá simplemente tuve suerte de cruzarme con personas que me escucharon, me acompañaron y me abrieron puertas hacia un área que ni siquiera tenía en el radar. Un líder me ayudó a identificar mis intereses; otro me confirmó que me veía en ese tipo de trabajo; mis compañeras me alentaron en el cambio; mi gerente de ese momento quiso encontrar la mejor forma de que pueda crecer; y mi nueva gerente confió en que me iba a poder desarrollar en el área.
Todo ese apoyo, sumado al cálido recibimiento en el nuevo equipo, hizo que este proceso fuera realmente especial. Yo lo viví con mucho agradecimiento, pero sin dudas nada de esto hubiera pasado si no me hubiera animado a hablarlo ni a seguir buscando constantemente.
Nunca sabés qué oportunidad puede estar esperándote.