Todo empieza desde adentro.
Esta publicación está dedicada a las bases del desarrollo personal: aquellas que no se ven, o que su progreso puede ser imperceptible, pero que sostienen todo lo demás.
En la publicación No era otro libro de productividad hice una introducción de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva y compartí cómo me sorprendió este libro.
Ahora voy a explorar y profundizar la primera gran transformación: la victoria privada.
Cómo podemos conseguir independencia. Autodominio. Claridad.

Primer hábito: ser proactivo
Tres mapas sociales, tres teorías deterministas pretenden explicar la naturaleza del hombre.
- El determinismo genético dice básicamente que la culpa es de los abuelos. Que esa es la razón por la que tenés mal genio o sos extrovertido. El ADN pasa de generación en generación.
- El determinismo psíquico dice básicamente que la culpa es de los padres. Su educación, sus experiencias infantiles establecieron lo esencial de tus tendencias personales y la estructura de tu carácter.
- El determinismo ambiental dice que la culpa es del patrón o el jefe (o de tu esposa, tu hijo, tu situación económica o la política nacional). Alguien o algo de tu ambiente es responsable de tu situación.
Todos estos mapas se basan en la teoría de estímulo-respuesta.
Pero entre el estímulo y la respuesta está nuestra mayor fuerza: la libertad interior de elegir.
La ‘proactividad’ definida
Ser proactivo no significa solo tomar la iniciativa. Significa que, como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas.
Una persona reactiva se ve más afectada por su ambiente físico. Si el tiempo es bueno, se siente bien. Si no lo es, afecta a sus actitudes y su comportamiento.
En cambio, la capacidad para subordinar los impulsos a los valores es la esencia de la persona proactiva.
Las personas proactivas se mueven por valores cuidadosamente meditados, seleccionados e internalizados.
Una idea que me gusta y resume esto es que hasta que no podamos decir profunda y honestamente “soy lo que soy como consecuencia de mis acciones”, tampoco podremos decir “elijo otra cosa”.
Detectar nuestro lenguaje
El lenguaje reactivo incluye frases como:
- No puedo hacer nada.
- Yo soy así y no puedo cambiar.
- Tengo que hacer eso.
En contraposición, el lenguaje proactivo se relaciona con:
- Puedo optar por un enfoque distinto.
- Controlo mis sentimientos.
- Elijo. O prefiero.
Esto se relaciona directamente con nuestra mentalidad:
- Mindset: la clave para desbloquear tu potencial
- Si pensás que no naciste para algo, este artículo es para vos
Cómo determinar nuestro círculo de influencia para crecer
Todos tenemos muchas preocupaciones. Pero muchas cosas no podemos controlarlas.
Así que el autor diferencia entre el círculo de preocupación y círculo de influencia.
Las personas reactivas centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación.
Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el círculo de influencia.
Los problemas que afrontamos caen en una de tres áreas posibles:
- La de control directo, que involucra nuestra propia conducta.
- La de control indirecto, que involucra la conducta de otras personas.
- La de inexistencia de control (problemas acerca de los cuales no podemos hacer nada).
Una forma práctica de determinar cuál es nuestro círculo de preocupación consiste en distinguir los tener y los ser. El círculo de preocupación está lleno de tener:
- Me sentiré contento cuando tenga casa propia.
- Si ya tuviera mi título…
- Si tuviera más…
El círculo de influencia está lleno de ser: puedo ser más paciente, ser sensato, ser cariñoso. El foco está en el carácter.
Los problemas de control directo se resuelven trabajando sobre nuestros hábitos. Están obviamente dentro de nuestro círculo de influencia.
Los problemas de control indirecto se resuelven cambiando nuestros métodos de influencia. Son las victorias públicas que veremos en los hábitos 4, 5 y 6 (otra publicación).
Los problemas de la inexistencia de control suponen asumir la responsabilidad de modificar nuestras actitudes: sonreír, aceptar auténtica y pacíficamente esos problemas y aprender a vivir con ellos, aunque no nos gusten.
Una gran frase del teólogo Reinhold Niebuhr profesa esto:
Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.
Compromisos
Los compromisos con nosotros mismos y con los demás y la integridad con que los mantenemos son la esencia de nuestra proactividad.
En fin, no culpar a lo exterior y trabajar sobre lo que podemos cambiar.
Segundo hábito: empezar con un fin en mente
Consiste en empezar hoy con la imagen, el cuadro o el paradigma de vida como marco de referencia o criterio para el examen de todas las otras cosas.
Pensar en qué es lo que más te importa. Teniendo claramente presente ese fin, podés asegurarte de que lo que hagas cualquier día particular no viole los criterios que definiste como de importancia suprema.
Esto se basa en que si la escalera no está apoyada en la pared correcta, cada paso que demos no hará más que acercarnos antes al lugar erróneo.
Un enunciado de la misión personal
El autor propone elaborar un enunciado de la misión, filosofía o credo personales. Se centra en lo que uno quiere ser (carácter) y hacer (aportaciones y logros), y en los valores o principios que dan fundamento al ser y al hacer.
Al centrar nuestra vida en principios correctos, creamos una base sólida para el desarrollo de los cuatro factores sustentadores de la vida (seguridad, guía, sabiduría y poder).
En el centro
Para escribir un enunciado de la misión personal tenemos que empezar en el centro mismo de nuestro círculo de influencia.
Lo que haya en el centro de nuestra vida será nuestra fuente de seguridad, guía, sabiduría y poder.
Cuando trabajamos en el centro mismo de nuestro círculo de influencia, lo ampliamos.
- La seguridad representa nuestro sentido de la valía, nuestra identidad, nuestra base emocional, nuestra autoestima, nuestra fuerza personal básica.
- Por guía se entiende la fuente de dirección en la vida. Normas, principios o criterios implícitos que día tras día gobiernan nuestras decisiones y acciones.
- La sabiduría es nuestra perspectiva de la vida. Abarca el juicio, el discernimiento, la comprensión.
- El poder es la capacidad o facultad de actuar, la fuerza y potencia para realizar algo.
Centros alternativos
Estos suelen ser algunos de los centros comunes en las personas:
- Centrarse en el cónyuge
- Centrarse en la familia
- Centrarse en el dinero
- Centrarse en el trabajo
- Centrarse en las posesiones
- Centrarse en el placer
- Centrarse en amigos o enemigos
- Centrarse en la Iglesia
- Centrarse en uno mismo
Suele ser mucho más fácil reconocer el centro en la vida de otro que verlo en la propia.
Un centro de principios

El autor propone que lo mejor es construir un centro basado en principios.
Al centrar nuestra vida en los principios correctos, creamos una base sólida para el desarrollo de los cuatro factores sustentadores de la vida.
- Nuestra seguridad proviene entonces de saber que, a diferencia de otros centros basados en personas o cosas sujetas a cambios frecuentes e inmediatos, los principios correctos no cambian.
- La sabiduría y la guía que acompañan a la vida centrada en principios provienen de mapas correctos. Los mapas correctos nos permiten ver con claridad a dónde queremos ir y cómo llegar allí.
- El poder personal que surge de la vida centrada en principios es el poder de un individuo autoconsciente, inteligente, proactivo, no limitado por las actitudes, conductas y acciones de los demás ni por muchas de las circunstancias e influencias ambientales que coartan a otras personas.
Cómo redactar y usar un enunciado de la misión personal
Una buena afirmación tiene cinco características básicas: es personal, es positiva, está en tiempo presente, es visual y es emocional.
Quiero aclarar que esta misión no es algo que se define una vez y queda sellado para siempre. De hecho, creo que lo más sano es que pueda ir cambiando. Porque nosotros también cambiamos. Re-priorizamos. Aprendemos. Maduramos.
Para mí, lo más importante de este segundo hábito no es tener un mapa exacto de cómo debería ser nuestra vida dentro de veinte años. Lo más importante es construir un centro interno basado en principios. Una brújula.
Vivir nuestro propio camino supone cambiar muchas veces de rumbo, pero siempre desde un lugar alineado con lo que de verdad importa.
Tercer hábito: establezca primero lo primero
El tercer hábito es el fruto personal, la realización práctica del primero y el segundo.
El primer hábito dice: vos sos el creador.
El segundo hábito es la creación primera o mental.
El tercer hábito es la segunda creación, la creación física.
Tipos de actividades
Lo más importante de este hábito es catalogar a las actividades según dos factores: urgencia e importancia.
Las personas efectivas no dedican tiempo a lo que no es importante, sea urgente o no. Y el corazón de la administración personal efectiva se trata de las cosas que no son urgentes, pero sí importantes: por ejemplo, construir relaciones, aprender, redactar un enunciado de la misión personal.
Básicamente este hábito habla del arte de la priorización.
Cierre
Me parece clave reafirmar en este punto algo que mencioné en la primera publicación sobre este libro: no se trata de un típico libro sobre productividad tóxica o consejos de fácil implementación.
Sencillamente, no se puede pensar en términos de eficiencia cuando se trata de personas. Se piensa en términos de efectividad con la gente y de eficiencia con las cosas.
Uno no debe sentirse culpable cuando no cumple con la programación horaria o cuando hay que cambiarla. Por más que cueste, y soy el primero en admitirlo.
Esta victoria privada no es visible en el corto plazo, tanto para con nosotros como para con los demás. Pero transforma la forma en que vivimos.