Obviamente hay posturas contrapuestas en este tema. Muchos creen que la especialización es objetivamente mejor: conduce a mejores resultados, te da una ventaja competitiva y por ende te hace más exitoso en el mundo laboral.
Otros creen que cuanto más amplios tus conocimientos, más conexiones podrás hacer y más creativo te podrás volver.
Entonces, ¿qué conviene?
Mi forma de verlo
Mi opinión es simple: lo que te guste y te haga sentido a vos.
Si hay un área o habilidad que te encante, una industria que te gustaría revolucionar, o simplemente tenés clarísimo lo que te apasiona: sin dudas hacelo. Ni me preocuparía por ver si es lo “óptimo” o no.
Claro que puede que te enamorés de algo que no pague las cuentas. En ese caso, convetilo en tu refugio, en un pasatiempo que te recargue las pilas.
Si, como yo, no tenés una pasión clara, te interesan diversos temas o simplemente no te motiva la idea de la especialización extrema: también hacé lo que querés. Es decir, explorá tus intereses, probá distintas cosas, aprendé diferentes habilidades, leé sobre diferentes temas.
¿Hay indicios de qué conviene más?
Ahora bien, si querés datos concretos para tomar una decisión más informada (o simplemente te da curiosidad saber cuándo conviene cada enfoque), sí hay algunas pistas.
Kahneman y Klein encontraron algo interesante y lógico: que la experiencia conduzca a la pericia depende completamente del ámbito en cuestión.
Una experiencia limitada contribuye a formar mejores jugadores de ajedrez y póker, y bomberos más efectivos. Pero no mejores pronosticadores de tendencias financieras o políticas.
La diferencia está en la naturaleza del problema que enfrentás. En algunos campos, la repetición y el foco profundo en un tema son tu mejor aliado. En otros, necesitás amplitud de perspectiva para conectar puntos que otros no ven.
Si trabajás en la industria del conocimiento, es probable que la capacidad de conectar temas diversos pueda ser una ventaja clave, aunque no en todos los casos.
Pensando con sentido común ya te podés hacer una idea de en qué casos conviene cada enfoque.
Lo que realmente importa
No estoy diciendo que la pasión y la perseverancia no sean importantes. Creo que nadie diría eso. Tampoco digo que haya que cambiar continuamente de rumbo, o que al mínimo desinterés por algo haya que cambiar totalmente.
A lo que quiero llegar es que no hay que sentirse presionado por elegir un tema o especializarse obligatoriamente en algo. E incluso mantenerte generalista también tiene sus ventajas.
Si querés profundizar más, te recomiendo Range de David Epstein (a favor del generalismo) y So Good They Can’t Ignore You de Cal Newport (sobre especialización y desarrollo de habilidades).
Una reflexión que me gustó
Del libro Range saqué algo que me interesó: solo aprendemos quiénes somos viviendo, no antes.
Maximizamos la calidad del encaje a lo largo de la vida probando actividades, grupos sociales, contextos, trabajos, carreras, y luego reflexionando y ajustando nuestras narrativas personales. Y repitiendo el proceso.
Aprendemos quiénes somos en la práctica, no en la teoría.
Actuar antes que pensar demasiado
Y ese era otro punto al que quería llegar: antes que pasarnos tanto tiempo pensando en lo ideal, intentemos y corrijamos.
Esto me lo enseña mucho el trabajo también, a medida que aprendo sobre cómo ser ágiles en las empresas y el desarrollo de software. Antes que tener un plan extremadamente detallado y extenso, realizar pequeñas pruebas puede ser la mejor opción.
No te ates a decisiones futuras. En cambio, mirá las opciones que tenés disponibles hoy y elegí aquellas que te intriguen más o te abran más puertas.
Conclusión
Todos tenemos un cierto grado de especialización en algo, y no hay nada malo en ello.
Esto también se relaciona con encontrar un camino, ya que en esas pruebas o cambios puede que no sepas exactamente hacia dónde vas, o podés sentir que te “atrasás”.
Pero acá va otro recordatorio importante: cuando pasás de un trabajo a otro o incluso a otra industria, las habilidades y experiencia se transfieren, no se pierden.
Especializarte o no importa menos que avanzar con curiosidad y conciencia.